El objetivo principal de nuestro trabajo fue describir las características clínicas y demográficas de los pacientes con EMN tratados con riluzol comparando los que lo tomaban en suspensión oral con los que lo tomaban en comprimidos. Además, analizamos el impacto en la supervivencia de los pacientes de nuestra cohorte con y sin disfagia en función de cómo (suspensión oral vs comprimidos) se estaba administrando el tratamiento con riluzol.
Llegamos a la conclusión de que se debe administrar la forma farmacéutica más adecuada según las necesidades del paciente en cada fase de la enfermedad y, además, la suspensión oral podría mejorar la adherencia al tratamiento porque evita tener que cambiar de una forma (comprimido) a otra (suspensión) cuando aparecen trastornos de la deglución.