Actualmente, el concepto ‘desigualdades en salud’ alude al impacto que tienen sobre la distribución de la salud y la enfermedad en la población los factores como la riqueza, la educación, la ocupación, el grupo racial o étnico, el género, la exposición a factores medioambientales como la contaminación atmosférica o a variables meteorológicas, la residencia urbana o rural y las condiciones sociales del lugar en el que se vive o trabaja. El estudio de las características de la población y del área geográfica de residencia es el soporte metodológico con el que identificar puntos de intervención enfocados a la prevención y a la desaparición de las desigualdades en salud existentes.
Así pues, este concepto comprende tanto las desigualdades socioeconómicas como las desigualdades medioambientales, entre otras. También podrían darse desigualdades de género, raciales, etc.
En su origen, las desigualdades socioeconómicas se identificaban con la desigualdad en salud, en inglés Inequity in Health. Ésta se podría definir como la falta de equidad en la distribución de la enfermedad. De otro modo, la desigualdad en la salud se define como las diferencias sistemáticas y potencialmente evitables en uno o más aspectos de la salud a lo largo de poblaciones o grupos poblacionales definidos social, económica, demográfica o geográficamente. Para que una diferencia en salud sea considerada una desigualdad, tienen que darse dos condiciones: que se la considere socialmente injusta; que sea potencialmente evitable (hay instrumentos para haberla evitado).
Últimamente, entre los ejes de desigualdad cabe destacar la desigualdad de género. La desigualdad de género puede definirse como un fenómeno social, jurídico y cultural en el que se presenta discriminación entre las personas a razón de su género.